La historia de la melatonina comenzó a principios del siglo XX, cuando Mc Cord y Allen comprobaron que al inyectar extractos de glándula pineal a renacuajos, ranas, sapos y peces se producía un aclaramiento del color de la piel de éstos. Además observaron que tales extractos revertían el efecto “oscurecedor” de la hormona melanocito estimulante (MSH) causando la agregación de los gránulos de melanina en los melanocitos de la piel de rana.
No fue hasta los años cincuenta, cuando el demartólogo norteamericano Aaron B. Lerner , interesado en la causa del vitíligo (la falta de pigmentación que determina la aparición de manchas blancas sobre la piel), consiguió aislar, a partir de glándulas pineales de vaca, el factor activo que podía aclarar el color de la piel e inhibir la MSH. Lerner y su grupo sugirieron que esa sustancia se llamase melatonina dado los efectos que tenía sobre las células que contenían el pigmento melanina.
La melatonina resultó ser un nuevo tipo de compuesto biológico: un indol metoxilado, cuya actividad biológica requería un grupo metilo adyacente a un átomo de oxígeno. Su estructura química era N-actil-5-metoxitriptamina.
El descubrimiento y la caracterización química de la melatonina fue de incalculable importancia, no sólo para entender la función de la pineal, sino por el papel que posteriormente se le atribuyó en el campo de la Cronobiología.
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